Mi adolescencia
Recuerdo a mi secundaria como una etapa que me marcó mucho personalmente sobretodo en mis elecciones de vida. Ingresé a la secundaria cuando tenía trece años en el año 1994, fui al colegio Misericordia un colegio religioso de clase media alta, ubicado en el micro centro de Mendoza . Al ingresar no conocía a nadie y me costó mucho relacionarme con mis compañeras porque era muy tímida.
El curso estaba dividido en dos grupos: las conchetas y las más sencillas . Yo estaba en el grupo de las más sencillas éramos siete chicas. Me llevaba re bien con mis amigas, entre nosoras nos ayudábamos y solo por eso quise seguir en el colegio. Las monjas eran muy exigentes, nos hacían vestir con la falda debajo de la rodilla y las medias estiradas para que nos taparan las piernas, no nos dejaban llevar mochilas porque una vez habían descubierto a un grupito de chicas que llevaban petaquitas . Entonces teníamos que llevar los útiles atados con un cinturón. Es increíble lo que nos hacían hacer , a pesar de tanta exigencia se percibía que intentaban controlar el orden pero no podían porque las más revoltosas eran las chicas que habían cursado su primaria en el mismo colegio. Y para mas alegría de todas en tercer hasta quinto tuvimos una monja de compañera, nos controlaba todo lo que hacíamos y ni hablar de copiarse. En ese caso te mandaba al frente y a confesarte , además de firmar el libro de disciplinasCon respecto a las materias, me costaba Inglés y Matemática. Inglés tuve solo tuve hasta tercer año y luego tuve Francés hasta quinto año debido a que era bachillerato. La profesora de ingles era súper gritona y nos hablaba todo en ingles pero yo no entendía nada y mas tímida me ponía. Ella interactuaba con las alumnas que sabían inglés por haber estudiado en un instituto o colegio. Mis amigas y yo no participábamos de las clases, parecíamos estatuas y para los exámenes recurría a una profesora particular y gracias a su paciencia y dedicación podía salir adelante y una vez que entendí el idioma quise seguir aprendiéndolo pero eso llevo su tiempo. Cuando llegue a cuarto año mi mamá decidió mandarme a un instituto porque me gustaba mucho el inglés y yo le había comentado que quería seguirlo como carrera universitaria. En el instituto me ayudaron muchísimo y me daban cosas para leer en inglés y canciones para escuchar. Mis padres siempre me apoyaron y querían que siguiera cultivando lo que me gustaba . En ese momento descubrí que esa era mi vocación y desde ese día estoy en contacto con el idioma y es maravilloso lo gratificante que es enseñarlo teniendo paciencia y dedicación y ver a aquellos que ayudo puedan salir adelante y no vean al inglés como una materia más sino como una herramienta que puede abrir muchas puertas para el futuro.
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Prof. Martín Elgueta -